Cuando miramos un *crash test de EuroNCAP* sabemos que estamos presenciando cuál es el comportamiento del vehículo en un choque a 64Km/h y, sobre todo, cuál es el nivel de protección que ofrecen los elementos de *seguridad pasiva* con que cuenta. Sin embargo, hasta ahora no se habían evaluado en esta prueba algunos sistemas de *seguridad activa* básicos como *los frenos*, algo que ya se ha probado con un modelo de la alemana BMW: el 530d.
¿Tiene lógica emplear los frenos a la hora de establecer el nivel de protección que ofrece un vehículo? Depende de cómo se mire. Si el criterio es explorar las posibilidades de la *seguridad pasiva*, es necesario probar el vehículo en las peores condiciones posibles, es decir cuando no se frena. Sin embargo, por esta regla de 3 los crash tests no se deberían realizar precisamente *a 64Km/h*. ¿Por qué se ponen en práctica a esta velocidad? En principio, porque se considera que el conductor habrá frenado antes de colisionar. Ah, pero ahí es donde la cosa se pone interesante: ¿frenará el coche?
De hecho, la equivalencia en potencia de frenado de un vehículo suele estar muy por encima de la potencia que desarrolla su motor para impulsarlo. En una reciente charla sobre el tema apunté una frase: si equiparásemos los datos, podríamos decir que en un vehículo de *140CV* su potencia de frenado vendría a ser de unos *700CV* más o menos.
Es decir, que si tenemos que *frenar en serio*, un coche suele responder. Pero como en esta vida *hay que demostrarlo todo*, ya nos viene bien que los procedimientos de prueba del futuro consideren al menos este sistema de seguridad activa. Ahora que la preocupación por la seguridad pasiva es un básico en los vehículos, en algunos con más fortuna que en otros, vamos a por el siguiente paso a la hora de evaluar cómo se comporta cada automóvil: *el terreno de la prevención*.
Claro, que como suele ocurrir siempre que hablamos de los sistemas de seguridad del vehículo, el principal de ellos es *el conductor*, ya no sólo por sus actitudes, a las que nos referimos con mucha asiduidad en *Circula Seguro*, sino *por sus aptitudes*. Y es que, hablando de la capacidad de frenado, la mayoría de nosotros no sabemos emplear los frenos de nuestro vehículo. Lo demostraron los ingenieros que desarrollaron el BAS, el sistema de asistencia a la frenada de emergencia, cuando se dieron cuenta de que en un momento de tensión máxima previa a una colisión los conductores no aprovechaban las posibilidades de frenado de sus vehículos.
Siendo así las cosas, podríamos encontrarnos con la *paradoja* de tener bajo nuestros pies el más potente de los sistemas de frenado, pero luego no utilizarlo en caso de emergencia por *no saber cómo hacerlo*. Sí, nos han contado que hay que frenar a fondo y pisando el embrague pero, ¿de verdad sabríamos hacerlo en un momento de tensión? Mi experiencia personal me dice que hasta que no te pones a hacerlo con convicción, frenas mucho menos de lo que podrías.
Por cierto, que *en la prueba realizada con el BMW* se evaluó una virguería electrónica que *detecta automáticamente el peligro de una colisión* y activa el sistema de frenado, y el vehículo redujo su velocidad *de 64Km/h a 40Km/h*, con lo que el impacto fue más llevadero para los dummies que viajaban dentro. No está mal, pero como no todos llevamos un sistema de ese tipo, me ha parecido más pertinente hablar de lo mucho que nos falta a los conductores por evolucionar, mucho más que los coches.
Vía | prnoticias
Foto | EuroNCAP, Kolossos