La irrupción del coche eléctrico durante esta década está suponiendo un cambio significativo en todos los ámbitos de la automoción, también en el de la seguridad. Si bien no puede decirse que se trate de una revolución inmediata, todos los fabricantes ya están poniendo en el mercado modelos enchufables, con el objetivo de que a lo largo de la próxima década el parque automovilístico se vaya electrificando.
En el corazón industrial de ese cambio encontramos los espectaculares avances de las tecnologías de baterías. En la actualidad son las baterías de iones de litio o de polímero de litio las que dominan, por encima de cualquier otra tecnología. Aun así, se sigue investigando con el objetivo de conseguir autonomías que permitan recorridos eléctricos más largos, es decir, mayores autonomías. Entre los beneficios a los que nos conducen estos esfuerzos también encontramos la meta de hacerlas más seguras.
La seguridad en las baterías de coche eléctrico
Como ya os hemos contando en varias ocasiones en Circula Seguro, los coches eléctricos no ofrecen menos garantías de seguridad que el resto de modelos, sino todo lo contrario. Este tipo de modelos han demostrado ser más seguros en diferentes ámbitos, como en su comportamiento en carretera o en caso de colisión.
Ahora bien, que no supongan un riesgo adicional no significa que el tratamiento de esos riesgos no sea distinto. En lo que respecta a la energía eléctrica que los nutre, los fabricantes han de cuidar por normativa y por homologación que cumplan ciertos requisitos. Hablamos, por ejemplo, de la estanqueidad del coche y de todos los componentes eléctricos, batería incluida. En ese sentido, en las mencionadas pruebas de homologación se realizan inmersiones de los modelos por zonas encharcadas.
Si la posibilidad de electrocución es remota, igual ocurre con el impacto de los campos electromagnéticos que genera la tecnología eléctrica. Sin embargo, en lo que respecta a las baterías, la más conocida desconfianza que ofrecen se produce en caso de que se incendien.
Incendios en las baterías, el verdadero temor
Las baterías ofrecen sistemas de seguridad con garantías para que, en caso de accidente, no se produzca la ignición. De este modo, se sitúan, como los depósitos de combustible del resto de coches, en el área indeformable del habitáculo y, en caso de accidente, se desactiva la corriente eléctrica. La naturaleza del sistema eléctrico hace que, en caso de incendio, este no se produzca de forma tan inmediata como ocurre con un modelo alimentado con combustible fósil.
Quizá por la novedad que supone el coche eléctrico, los incendios que han sufrido en los últimos años han sido noticia con trascendencia internacional. En estos casos su seguridad no queda tanto en entredicho, pero sí que ponen de relieve sus diferencias, también en el cuidado que han de prestar autoridades y fabricantes.
Un buen ejemplo de esto nos llegaba al inicio del verano desde China. Allí, el fabricante NIO ha ordenado retirar 5.000 modelos por un presunto fallo en las baterías que podría provocar que se incendien. La voz de alarma ha surgido después de que varios modelos NIO ES8 se incendiaran por culpa de un cortocircuito. Así es cómo las autoridades chinas han comenzado a revisar con más atención a este fabricante y a Tesla (el incendio de un Tesla Model S en Hong Kong también ha atraído la desconfianza de las autoridades).
¿Cómo se actúa en caso de incendio de un coche eléctrico?
Como se puede comprobar, el incendio de un coche eléctrico es una excepción. Podríamos considerar el caso chino de NIO, es decir, que el error vengan del fabricante, como una verdadera anomalía que será todavía más impensable según pasen los años.
Sin embargo y, como ocurre con el resto de modelos térmicos, será difícil descartar el riesgo de incendio al 100%. Por eso, es importante que, según proliferen los coches eléctricos, se vayan imponiendo protocolos de emergencia específicos y efectivos. Y es que no es lo mismo apagar un incendio de un coche eléctrico que el un térmico.
Desde Estados Unidos, uno de los responsables de la Asociación Nacional de Protección contra Incendios, Michael Gorin, señala alguna de las precauciones diferenciadoras ante el riesgo de incendio en un modelo de estas características. En ese sentido, apunta que en caso de accidente y posibilidad de ignición es necesario saber la ubicación de las baterías. Pese a la desactivación del sistema eléctrico, estas seguirían almacenando energía.
También el uso del agua para sofocar el fuego es muy diferente en el caso del coche eléctrico. Gorin desvela que son necesarios al menos 9.000 litros para apagar el incendio en las baterías. Además, lo más recomendable es esperar a que el fuego consuma toda la energía de las celdas antes de tratar de manipularla.
Las próximas baterías también serán más seguras
Pese a todo esto, las probabilidades de incendio de un coche eléctrico no dejan de ser mínimas. Debido a que se trata de un ámbito en el que se seguirán concentrando grandes inversiones para favorecer el desarrollo de nuevas baterías, a la seguridad del coche eléctrico todavía le resta margen de mejora.
Los investigadores no solo trabajan en baterías que aumentan la autonomía, sino que además y de forma paralela se prueban materiales menos inflamables. Buenos ejemplos son el trabajo con las baterías de litio metal y electrolito sólido, mucho más seguras; o las de zinc-aire, no inflamables. Queda por ver qué tecnologías se impondrán a nivel industrial de entre todos los caminos que los investigadores llevan años explorando. En cualquier caso, se constata que mejorar la seguridad se encuentra entre sus prioridades.
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