La adquisición de datos en el terreno del automóvil suele ser algo complejo. De hecho, solo el avance de la tecnología nos ha permitido llegar a conocer valores que, en otro tiempo, no se tenían en cuenta o bien eran demasiado difíciles de registrar. El tiempo de reacción de las personas ante estímulos externos es una de las variables más esquivas que existen.
Sí, en los laboratorios existe la posibilidad de recrear situaciones mediante simuladores, y es posible determinar los tiempos medios de reacción de las personas que se someten a ello. Pero ni el laboratorio es la carretera, ni la persona «medida» está en el mismo «modo» que cuando está conduciendo normalmente. Por eso este proyecto que os vamos a contar es tan interesante, porque permite medir el tiempo de reacción en la conducción real.
La importancia del tiempo de reacción
El tiempo de reacción cuando conducimos supone a veces la diferencia entre conseguir ejecutar una maniobra, o no ser capaces. Mi «amiga» la Wikipedia refleja que el tiempo de reacción es «el tiempo que media entre la estimulación de un órgano sensorial y el inicio de una respuesta o una reacción». O sea, cuánto tiempo pasa entre que detectamos la necesidad de frenar y actuamos sobre el pedal de freno.
Situaciones, miles. Decisiones, más todavía. Y cuanto más largo sea el tiempo de reacción, más metros recorremos hasta que actuamos de forma efectiva, lo que en una situación de frenada de emergencia se traduce en más papeletas para sufrir una colisión. Como nos decía Jaume, ese tiempo de reacción se transforma en la distancia de reacción, que puede suponer la diferencia entre salvar la vida o… no.
De ahí que, midiendo correctamente los valores y sacando conclusiones, sea posible mejorar en seguridad vial a través de nuevos avances y sistemas. Y al hilo de esto, encontramos este proyecto de investigación. Mauro Balestra y sus ingenieros consultores de «Balestra CSR-Centro Studi e Ricerca» han propuesto un método de diagnosis que realiza mediciones en condiciones reales, y el objetivo es «perfeccionar la ingeniería y ergonomía de los vehículos».
Es imposible asegurar que el «sujeto» se mantenga ajeno al experimento, pero al menos, la adquisición estará menos contaminada que en un laboratorio. Los sensores y sistemas de registro de datos son cosa de la empresa española HBM, y para quien tenga curiosidad, se detallan perfectamente en su página (enlace al final). Para mi, lo curioso y novedoso es que los datos se sincronizan con la grabación en vídeo que se hace en el habitáculo, para poder contrastar las lecturas con la expresión facial del conductor.
Este es el puesto de mando para realizar las medidas:
- A – Monitorización por vídeo
- B – Vista de la carretera del conductor (campo de visión)
- C – Simulación de peligro
- D – Medición de la fuerza de frenado
- E – Medición del desplazamiento del pedal del acelerador
- F – Electrónica de medición MX840A
- G – Medición de desplazamiento, aceleración y velocidad
- H – Ordenador portátil
- I – Software catman de grabación de datos
No obstante, lo más interesante del experimento será conocer las conclusiones que se extraigan del mismo. Cuanto más sepamos acerca de cómo reacciona un conductor al azar ante cualquier situación, mejor se pueden entender las soluciones necesarias para mejorar tanto la ergonomía como las medidas de seguridad necesarias (al estilo de los avisadores que hemos comentado alguna vez).
Vía | HBM
Foto | jeffwilcox