A día de hoy, muchos son los habitantes de grandes ciudades que han decidido aparcar su vehículo a motor, o al menos lo hacen siempre que pueden, en favor de utilizar un medio de transporte más antiguo que el coche: la bicicleta.
Bien la utilicen para ir a su puesto de trabajo, para hacer deporte, o para despejar la mente y relajarse, en los últimos años estamos viendo muchas más personas que han desempolvado las bicis. Este es un punto muy positivo, ya que se mejora la circulación en horas punta, así como se reduce la contaminación del aire, el efecto invernadero y la contaminación acústica especialmente en las grandes ciudades. Además estos usuarios mejoran su condición física, algo también muy importante.
Sin embargo, en España no tenemos una gran costumbre del uso de la bicicleta en la ciudad, ni los peatones ni los coches estamos acostumbrados a convivir con ellas, y tampoco los ciclistas a convivir con el resto de usuarios de las vías. Debido al mayor uso de la bicicleta en los entornos urbanos y a esa falta de hábito, la cifra de siniestralidad en la que se ve envuelto este medio de transporte en la ciudad va en aumento según declara la DGT.
Esta convivencia es muy sencilla de mejorar, pero todos debemos aportar nuestro granito de arena. Obviamente es complicado reducir la siniestralidad a cero pero, si todos colaboramos, los siempre poco agradables datos de accidentes serán más bajos.
El primer paso es cumplir las normas de tráfico y después respetarnos entre todos. No todo el mundo se salta la normativa, pero todavía existe un alto número de usuarios de las vías que no lo hacen del todo bien. Seguro que en más de una ocasión hemos visto a un ciclista circular por la acera y no precisamente despacio o a un peatón pasear por un carril bici. Esto es solo un ejemplo de cada parte, porque si nos ponemos a contar situaciones similares que hemos vivido cada uno… nos pueden dar las uvas. De cualquier manera, un paso elemental para mejorar la seguridad en este aspecto es cumplir las normas de circulación que son obligatorias para todos.
Existen una serie de leyes de alta importancia que tanto peatones como ciclistas debemos tener en cuenta. Aquí recogemos cuatro casos a tener en cuenta y los traducimos para ser más sencillos de entender:
- Todo peatón pasa a considerarse ciclista cuando se sube a la bicicleta: por tanto ningún ciclista podrá atravesar un paso de cebra ni para hacer un cambio ni para ir cruzar a la acera de enfrente, excepto si existe un carril bici en la calzada. En ese caso deberá circular por el espacio señalizado
- Un ciclista se considera peatón cuando se baja de la bicicleta: justo ocurre a la inversa que en el ejemplo anterior. Si un ciclista mueve su bicicleta sin estar montado en ella se considera peatón. Entonces sí podría ir por un paso de cebra o una acera como un peatón más.
- Las aceras sin carril bici son exclusivamente para los peatones: por muy pocos peatones que caminen por una acera, las bicicletas no podrán circular por ella. Sólo podrán hacerlo en el caso de que la acera cuente con un carril bici señalizado. En este caso, los peatones deberán caminar por la zona que no corresponde al carril bici.
- El lugar de circulación de la bicicleta en caso de no existir carril bici, o ciclocarril, es la calzada. Por seguridad, es preferible circula en medio de la misma, en la misma dirección que los coches y respetando las señalizaciones y semáforos.
- Los semáforos son de obligatorio cumplimiento para los ciclistas. Al igual que un vehículo a motor o un ciclomotor, los ciclistas deben respetar todas las señalizaciones viales. También podrán ser sometidos a test de alcoholemia por las autoridades competentes y serán denunciados en caso de dar positivo. Igual ocurre con el uso del móvil o auriculares. De producirse, las sanciones serán económicas y no supondrán la pérdida de puntos del carnet de conducir.
Por otro lado mencionábamos el respeto. Al igual que ocurre en ocasiones con motoristas y automovilistas, siempre debemos tener un respeto por los demás. Que tú vayas en una bici no significa que tengas más o menos derechos que un peatón, y quien dice bici o peatón dice coche o autobús. Todos debemos ceder y facilitar la circulación.
Si la calle está repleta de peatones por cualquier circunstancia, el ciclista tiene que comprender que debe circular más despacio ya que algún viandante puede estar demasiado cerca del carril bici. Igual ocurre a la inversa. Si eres peatón y tienes la calle prácticamente sola para ti, intenta no estar demasiado cerca de ese carril bici que hay marcado sobre la acera para mejorar la seguridad, tanto la tuya como la del ciclista.
Con un poquito de lógica y respeto entre todos sería posible mejorar la convivencia. Una convivencia que, en ocasiones, resulta complicada por la falta de seguridad que percibimos y de la que muchas veces somos nosotros mismos quienes la provocamos.
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Fotos | Christian Mueller, Joe Dunckley, Lanski