El cinturón de seguridad es uno de los inventos en seguridad pasiva que más vidas ha salvado. Tanto es así, que según confirma la DGT, el uso de este dispositivo, creado en 1959 por Nils Bohlin, ingeniero de Volvo, puede reducir hasta en un 80 por ciento la probabilidad de muerte en accidente.
De su eficacia también se hace eco el European Transport Safety Council en el Ranking EU Progress son car occupant safety, donde señala que en 2012 8.600 personas, que viajaban en vehículos ligeros en la Unión Europea, sobrevivieron al accidente por llevar puesto el cinturón de seguridad y otras 900, podrían haber sobrevivido si el 99 por ciento de los ocupantes lo hubiera llevado puesto.
¿Cuáles son las leyes de la física que hacen actuar al cinturón de seguridad? y ¿cómo se comporta ante un accidente? Son cuestiones, cuya respuesta vamos a tratar de dilucidar con la ayuda de un experto en estas lides, como es Luis Miguel Manzanares, jefe de laboratorio de seguridad pasiva del departamento de Plataformas y Vehículos Terrestres del INTA (Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial).
¿Cuál es su objetivo?
Resulta cuento menos sorprendente que en caso de accidente, nuestra vida pueda depender del uso correcto de un elemento en seguridad que en apariencia es tan sencillo.
Su objetivo no es otro que el de evitar que salgamos disparados por el parabrisas, en caso de que el automóvil sufra una parada repentina, como consecuencia de un accidente o de un frenazo brusco.
Un funcionamiento basado en las Leyes de Newton
El cinturón de seguridad basa su funcionamiento en tres leyes de la física creadas por Isaac Newton, según nos comenta el citado jefe de laboratorio. Una primera, denominada Ley de Newton o Ley de la Inercia en la que “todo objeto conserva el estado de reposo o de movimiento rectilíneo uniforme a menos que sobre él actúe alguna fuerza.” En resumidas cuentas, que si nos encontramos dentro del automóvil que experimenta un frenazo o un choque, éste se irá decelerando, aunque continuaremos a la misma velocidad que llevaba el vehículo hasta que algo nos detenga».
En la segunda “cuando una fuerza actúa, la velocidad del objeto cambia a un ritmo proporcional a la fuerza e inversamente proporcional a su masa”, apunta Luis Miguel Manzanares. En otras palabras, un ocupante de un vehículo que sufre un accidente, puede detenerse de igual manera, aplicándole fuerzas pequeñas en tiempos grandes o fuerzas mayores en tiempos pequeños, siempre y cuando su producto iguale a la masa, (masa por velocidad)», aclara Manzanares.
En este caso, «si el pasajero se encuentra convenientemente retenido por el cinturón de seguridad, en primer lugar disminuirá su velocidad en un tiempo mayor y en segundo lugar, lo hará mediante la aplicación de una fuerza, que se distribuye por una gran parte de la superficie del cuerpo, de modo que se evita la tercera Ley de Newton de cargas concentradas», señala el citado responsable en seguridad pasiva del INTA.
Por último, la tercera añade, en palabras de este jefe de laboratorio que “si un objeto ejerce una fuerza sobre un segundo objeto, éste ejerce una fuerza de igual magnitud y dirección pero en sentido contrario sobre el primero”. Por consiguiente, si no llevamos puesto el cinturón de seguridad y alguien choca por detrás, el resultado será que tras el impacto seguiremos desplazándonos, por el interior del vehículo, a la velocidad inicial que llevaba el vehículo antes del impacto, hasta que otra fuerza nos obligue a cambiar nuestra cinemática, que probablemente será producida por el choque contra el volante, tablero de instrumentos, parabrisas o parte de los asientos (en el caso de que vayamos sentados detrás)», afirma Luis Miguel .
En resumen, «el cinturón de seguridad es el sistema de retención más eficaz para evitar las consecuencias de los accidentes de tráfico porque nos detiene de forma progresiva y distribuye la presión sobre partes extensas y más resistentes de nuestro cuerpo como son la pelvis y el tórax», apunta Luis Miguel.
¿Qué ocurre cuando llevamos el cinturón de seguridad?
Cuando «llevamos correctamente el cinturón de seguridad, la mayor parte de la fuerza de retención será aplicada sobre dos zonas resistentes del cuerpo, como son la pelvis y el tórax. Como el cinturón se extiende a lo largo de una amplia área del cuerpo, la fuerza de retención se distribuye, dando lugar a una menor presión y, por tanto, reduciendo la posibilidad de daños«, asegura este experto.
Además, al ser el cinturón un elemento flexible, en caso de impacto se extiende un poco, permitiendo que la parada ante una colisión no sea brusca sino progresiva, lo que se traduce en una menor fuerza de retención.
¿Y si no lo llevamos?
Cuando viajamos en un automóvil que avanza suavemente a 100 km/h tenemos la sensación de que nuestro movimiento va ligado al del coche. Una percepción, que según apuntan desde el INTA «no deja de ser errónea«. Si, por desgracia, «el coche se saliera por la carretera y chocara con un objeto, por ejemplo un árbol, el automóvil sufriría una parada repentina. Sin cinturón de seguridad, nuestro cuerpo mantendría la misma velocidad que antes del coche, es decir continuaríamos nuestra marcha a 100 km/h hasta que el parabrisas, el salpicadero o el propio asfalto nos frenara ejerciendo una tremenda fuerza sobre nuestro cuerpo”, afirma este organismo.
Una situación que también es imprudente si el coche frenara bruscamente y no llevamos puesto el cinturón. Dependiendo de dónde y cómo se aplique dicha fuerza, los efectos van desde una muerte instantánea a la posibilidad de salir andando sanos y salvos.
Cuanto más brusca sea la parada de los ocupantes, mayor será la fuerza que tendrán que soportar y el riesgo de lesiones.
«En caso de no llevar abrochado el cinturón de seguridad los ocupantes de la parte trasera del vehículo que circula a 100 km/h, impactarían sobre los de delante con el peso equivalente al de un elefante”, asegura de forma concluyente el citado artículo elaborado por el INTA.
¿Para qué sirven los pretensores?
Seguramente os habéis preguntado más de una vez cuál es el funcionamiento de estos dispositivos que tienen por objetivo ceñir el cinturón lo más posible al cuerpo. Dicho sistema actúa dando un tirón al cinturón, de modo que evite la más mínima holgura en el momento de la colisión.
Existen diferentes mecanismos para tensar el cinturón. Uno de los más extendidos es el pretensor pirotécnico. Este tipo de pretensores lleva como elemento principal una cámara llena de gas, en la que se aloja una pequeña carga explosiva que actúa de detonador. Dicha cámara, de gas inflamable, se encuentra alojada en un cilindro, en el cual existe un pistón móvil. Cuanto el detonador se activa, el gas estalla dando lugar a un fuerte incremento de presión que empuja al pistón. Dicho pistón, en su avance, hace girar el carrete, en el cual se encuentra enrollado el cinturón de seguridad.
El encargado de poner en funcionamiento el sistema del pretensor pirotécnico es un detonador, que es activado por un sensor que detecta la existencia del impacto.
Fotografías | Volvo
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