Al cruzar la calle, pon mil ojos a tu alrededor

Esteban Viso

25 de abril de 2013

Cruzar la calle es algo muy habitual para todos, pero no hay año en el que no tengamos que lamentar atropellos de todas las consideraciones: desde los más leves, hasta los más graves. Y es que no basta, a veces, con cruzar la calle por los lugares apropiados, los pasos de cebras y otros pasos para peatones, sino que hay que atender muy bien al tráfico, a cómo vienen los coches, a si el conductor nos ha visto y frena, y si lo hace, juzgar si se detendrá a tiempo. Y si se trata de personas mayores, o niños, todavía es más complicado.

Cuántas veces habremos visto cómo un conductor despistado (o no) levanta la mano disculpándose por no poder frenar a tiempo. Otros pocos puede que aceleren cuando ven que puede haber posibilidad de que pasemos por el cebreado. A ver si por nuestra culpa no van a llegar a tiempo. Otras veces vemos con cierta congoja cómo el peatón se dispone a cruzar con cierto despiste, ensimismado en sus cosas y sin fijarse en lo que viene por su izquierda. O bien, cómo hay peatones que cruzan por donde les sale, incluso haciendo la rotonda como si tuviesen cuatro ruedas y tubo de escape.

Cruzar la calle siempre debe ser un acto consciente, en el que pongamos nuestros sentidos en alerta y nuestro sentido común, más aún. Debemos ser conscientes en todo momento que, si bien tenemos preferencia (y los conductores deben cedernos el paso), eso no nos libera de la responsabilidad de cruzar correctamente, y de cumplir todas las rutinas de prudencia que podamos enumerar: mirar a ambos lados, asegurarnos bien de que los coches se han detenido completamente y cruzar siempre por los lugares señalizados. Si así se lo explicamos a los niños, ¿por qué no aplicarlo nosotros?

En Euskadi están preocupados por sus mayores, hablando de cruzar la calle. Y porque en los últimos atropellos que terminaron en fallecimiento, los que ocurrieron en lo que va de año, seis de las siete personas tenían más de 64 años. Lo cierto es que las personas mayores tienen más posibilidades de reaccionar más lentamente o con menos agilidad ante una situación imprevista. Evidentemente no son niños, y es muy posible que no vean el peligro en el momento, como nos puede pasar a todos, pero llegado el caso lo tienen, lamentablemente, más complicado.

Conviene que recordemos la forma segura de afrontar cómo cruzamos la calle. Nos lo contaba Aitor hace unos años y lo cito literalmente aquí:

En resumen, la forma segura y correcta de cruzar la calle, tengamos la edad que tengamos, se puede resumir en tres puntos:

  1. Hacernos ver.
  2. Mirar con el patrón izquierda-derecha-izquierda y no dejarlo hasta llegar al otro extremo de la calle.
  3. Establecer contacto visual con el conductor.

Parece mentira, pero me parece más importante el contacto visual con el conductor, casi, que el resto de los puntos (que sí son muy importantes, que quede claro). Pero con el contacto visual estaremos seguros de que hemos sido vistos, y estaremos seguros de que el conductor entiende que tenemos intención de cruzar. Si miramos hacia el conductor y se hace el sueco, cosa que os prometo que veo con cierta frecuencia, no tenemos vía libre para cruzar: no tiene intención ninguna de parar. Quiero creer que esos casos son los menos.

Sea como sea, al cruzar la calle activemos los sentidos y pongamos mil ojos. Que no nos tengan que venir a despertar la conciencia las noticias de los atropellos que se dan lugar aquí o allá.

Foto | RaeAllen