Allá por octubre del 2010, ya metidos de lleno en la reinante falta de liquidez del personal (por buscar otra forma de decirlo), Javier Costas nos avisaba del aumento de conductores que ante un problema en su airbag, decidían prescindir de su reparación y circular con él desconectado. Se echaba las manos a la cabeza y no era para menos.
Han pasado más de dos años y la situación sigue más o menos por los mismos derroteros. Bueno no, esta gente que no podía sustituirlo, se ha encontrado con la tesitura de tener que pasar la pertinente Inspección Técnica de Vehículos y como con el testigo del airbag encendido no pasas la ITV, pues había que buscarse la vida.
Y se la han buscado. Al igual que a día de hoy han florecido el uso de marcas ya no blancas sino transparentes de neumáticos, o de talleres que montan ruedas de segunda mano, también lo han hecho aquellos que se encargan de vender airbags de segunda mano.
¿Cuánto nos puede costar instalar un airbag nuevo? Pues el precio del material y la mano de obra puede ascender fácilmente a los 1.000 euros. Sin embargo, uno de segunda mano puede salirnos por 180 € más otros 100 € si hay que cambiar la centralita, mano de obra aparte. Esta es mucho menor en este caso porque sólo se cambian las partes necesarias.
Si instalamos un airbag nuevo, todo, absolutamente todo se cambia: airbag, sensores, disparadores pirotécnicos, centralita, cableado… Y de ahí que la factura nos salga por un pico.
Uso de un airbag de segunda mano: lo barato sale caro
¿Cuáles son los problemas derivados de un uso de segunda mano? Pues el más importante es solo uno: que no funcione. Y es que hay muchas probabilidades de que no opere correctamente ya que aunque se cambie por uno que pueda parecer idéntico, tiene que serlo hasta en el más mínimo detalle.
Y los fabricantes, en los mismos modelos fabricados en diferentes etapas, pueden incluir pequeñas modificaciones que no garanticen que sean piezas compatibles al cien por cien.
Eso sin nombrar el que en el lugar que lo adquieras te aseguren que el airbag es de un coche que no ha sufrido ningún golpe. Porque puede que te vendan uno de un vehículo que sufrió un golpe trasero y por ello los airbags no saltaron, pero no hay garantías de que se encuentre en buen estado.
El caso más rocambolesco de todos ocurrió en Estados Unidos. Allí se vendieron airbags aparentemente legales pero a un precio irrisorio. Eran completamente falsos y, o bien no funcionaban, o bien despedían partes metálicas y de plástico en su activación agravando las lesiones de las personas (la velocidad de despliegue del airbag es de aproximadamente 300 km/h).
Por ello, desde aquí doy el mismo consejo que mi compañero Javier Costas por aquel entonces: si tienes que cambiar el airbag y lamentablemente no puedes hacer frente al coste, déjalo aparcado y usa el transporte público, más que nada por tu propia seguridad.
Os recomiendo leer el reportaje completo con las declaraciones de técnicos y personas implicadas y los problemas que esta práctica pueda suponer.
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