5 razones que hacen de Suecia el paraíso de la seguridad vial

M. Martinez Euklidiadas

15 de enero de 2021

Debido a sus estadísticas sobre movilidad, Suecia ha sido a menudo llamada ‘el paraíso de la seguridad vial’. A fecha actual, con estadísticas de tráfico de 2019 de la Comisión Europea, el país nórdico se ha convertido en la nación con la tasa de muertes en accidentes de tráfico más baja de la eurozona.

En Suecia fallecieron en 2019 unas 22 personas por cada millón debido a siniestros de tráfico, una reducción interanual del 32% respecto a 2018. En España la cifra era de 36 fallecidos por cada millón, mientras que la media de la Unión Europea (Reino Unido excluida) ronda los 51 fallecidos. ¿Qué podemos aprender de Suecia en materia de seguridad vial?

Límites de velocidad más estrictos

Con respecto a los límites de velocidad, en Suecia destaca que en autopista la velocidad máxima nunca supera los 110 km/h, reduciendo considerablemente la energía de cualquier impacto, evitando reducir en exceso el campo de visión de los conductores o reduciendo la distancia de frenado, entre otros factores que mejoran la velocidad o reducen la mortalidad en caso de siniestro.

En carreteras no urbanas el límite sueco se sitúa en 70 km/h o 90 km/h en función del tipo de vía, mientras que dentro de la ciudad no se puede conducir por encima de los 50 km/h. Sin embargo, en barrios residenciales, que son el grueso de los que conforman cualquier municipio, Suecia prohíbe superar los 30 km/h. Una medida que ya están copiando algunas ciudades.

Multas y penalizaciones mucho más severas

Aunque las campañas de concienciación sin duda tienen un impacto importante a la hora de que los conductores circulen a velocidades racionales, el elemento que más ha hecho por esta adecuación entre la velocidad máxima y la velocidad media son las multas de tráfico, así como una infraestructura que limita la velocidad. Un ejemplo de esto último son las vías en zigzag que hacen imposible superar los 20 o 30 km/h.

Las penalizaciones suecas son considerablemente más severas que en España. Por ejemplo, conducir a 50 km/h por una zona residencial (recordemos, 30 km/h) implica la retirada del carné. Además, delitos como aparcar mal, saltarse un STOP o un semáforo, o dejar el vehículo en la calle acarrea multas de las que no va a ser posible librarse.

Si bien la cuantía de las multas no son excesivamente elevadas, las más frecuentes rondan las 1500 o 2000 coronas (150 euros a 200 euros al cambio, aproximadamente), la frecuencia con la que se reparten sí es muy alta. La Dirección General de Transportes es un órgano conocido por su seriedad e inflexibilidad a la hora de dar segundas oportunidades o dejar pasar infracciones. Si una unidad de tráfico te ve cometiendo una infracción, sin duda vendrás con una ‘receta’.

Consumo de alcohol, muy vigilado

Los controles de alcoholemia en Suecia son mucho más frecuentes que en otros países. Y este control se inicia con la prohibición de venta u ofrecimiento de alcohol a una persona de la que se sabe que va a conducir. Es decir, ofrecer alcohol en una cena de amigos sabiendo que estos circularán luego es un delito perseguido.

No es raro que dentro de la cultura sueca el quitarle las llaves a un amigo que haya bebido sea considerado un acto cívico deseable. Lo que sí es raro, especialmente si se tiene en cuenta que atenta contra la seguridad vial colectiva, es que en otros países menos dados a esta clase de responsabilidad social puede considerarse incluso una invasión de la intimidad o de la ‘libertad’ individual.

En Suecia también es delito circular ebrio con una tasa de 0,2 g/l en sangre. Para comparar, en España este límite es de 0,5 g/l. Además, destaca que estas amonestaciones no solo incorporan una multa económica fija, sino que tienen una ‘variable’ en base a los ingresos fiscales del contribuyente. Si se detecta un nivel de 1 g/l de alcohol en sangre, será imposible librarse de la pena de cárcel.

La obtención del carné de conducir implica situaciones de riesgo

Suecia el paraíso de la seguridad vial

En España, la estructura del curso para obtener el carné de conducir se cimenta en dos grandes bloques: el teórico, un examen basado en la memorización de las reglas de circulación y algunos escenarios más o menos frecuentes; y el práctico, un test de conducción real que aproximadamente dura una media hora y se realiza en las inmediaciones de la ciudad donde habitamos.

Sin embargo, en Suecia la parte práctica varía de forma notable. Además de la prueba de circulación, de aparcar, de salir y entrar de la autopista o de adecuarse a la velocidad y realizar bien los STOP (entre otros parámetros que suelen medirse), incluyen también la conducción en situaciones de riesgo.

Así, para cuando el sueco ha obtenido el carné de conducir, cuenta en su haber con la experiencia de saber sacar un vehículo de la nieve, poder conducir sobre una placa de hielo, hacer frente a una ventisca o ser capaces de conducir con esa desagradable película de agua que favorece el aquaplanning.

En países como España, al darse una meteorología adversa únicamente durante algunos meses y solo en determinadas regiones, estas prácticas nunca entraron en la obtención del carné de conducir. Si uno quiere trabajarlas, tendrá que contratarlas aparte en cursos específicos de conducción.

Mantener el vehículo en buenas condiciones

En Suecia destacan algunas obligaciones por parte de los conductores en materia de seguridad vial y mantenimiento del vehículo. Por ejemplo, del 1 de diciembre al 31 de marzo, coincidiendo con la temporada de nevadas y heladas, todos los conductores están obligados a montar neumáticos de invierno o con clavos. No llevarlos no solo implica multa, sino la retirada del vehículo.

Del mismo modo, evitar el mantenimiento periódico del vehículo puede convertirse en motivo para ser multado. De hecho, en Suecia es obligatorio conducir con las luces dadas, incluso a plena luz del día. No hacerlo, por cualquier motivo, conlleva una multa.

 

Algunas de las diferencias entre las directrices de seguridad vial entre Suecia y España son leves. Por ejemplo, la cuantía de algunas multas. Otras son más drásticas y, como se ha demostrado, eficientes a la hora de reducir los accidentes y la mortalidad en carretera. Resulta evidente que podemos aprender mucho del enfoque sueco de la seguridad vial.

 

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