¿Quién no ha jugado a Need for Speed? Yo lo he hecho, como muchos otros jóvenes de la era digital y especialmente Javier Costas. También otros video juegos, algunos más realistas y otros menos, algunos exigentes como Gran Turismo y otros divertidos y callejeros, como Juiced. Pero pocas veces he tenido la posibilidad de probar un simulador de conducción enfocado a conducir como dicta el reglamento.
Hasta hoy, el único sistema de estas características que había utilizado era sumamente profesional, valía unos dos mil euros largos y estaba plantado en mi antigua empresa, esperando a ser utilizado por algún novato. Consistía en una CPU con gran pantalla TFT y un asiento, acoplando al mismo el manillar y los pedales de una motocicleta modelo CBF, de Honda. Una maravilla en cuanto a realismo, a pesar de que no retransmite las sensaciones propias de una moto.
Un buen día hablé de ese simulador en un blog personal y un tipo al que admiro, José Luís, a la sazón el Conductor Novel más conocido de la red, me recomendó probar otro más accesible y enfocado al aprendizaje desde casa. Prometí que lo jugaría y eso he hecho.
El programa se llama 3D Driving School y está en el idioma de Dickens (¿por qué todos citan a Shakespeare?). Posee una versión demo bastante completa que es con la que he estado divirtiéndome. Para descargarla tendremos que rellenar un pequeño formulario con nuestro nombre y apellido, introducir nuestro país de residencia y dar un correo electrónico verdadero que aprovecharán para enviarnos los datos de descarga.
Como mi portatil es de lo más normalito he jugado en 800×600 pasando primero por un pequeño entrenamiento de conducción libre y después por varios ejercicios establecidos por el instructor virtual. Para el asunto podemos emplear un BMW o una moto: iba a escoger la moto, pero pensando que llegaría a buscarle más detalles me decidí por el turismo. ¿Resultado? Me llevé farolas, papeleras, aceras y hasta algún que otro peatón. El ángulo de visión que ofrece es mínimo y al no tener controladas las dimensiones del coche se hace difícil trazar y mantener la trayectoria, así como ver por las ventanillas laterales o usar los espejos (que se activan pulsando la barra espaciadora). Probé si me iba mejor con la moto y descubrí que no está tan alejado del simulador que yo ya había probado, siendo el mismo manillar y el mismo color, y me dí cuenta de que se me da mejor jugar en dos que en cuatro ruedas.
Los gráficos son más que aceptables para el precio final del producto (18€) y las normas están muy claras y marcadas. Podemos escoger entre varios paises para conducir de acuerdo a su legislación correspondiente y en ciudades emblemáticas, como París o Madrid durante una noche de verano. Lamentablemente no he encontrado la posibilidad de escoger España como lugar para circular, lo que probablemente sí pueda hacerse con la versión completa, suponiendo que nuestras normas hayan sido tenidas en cuenta y añadidas al programa.
Entre los ejercicios con instructor, conducción libre y finalmente, si tenemos valor, el examen nos lo pasaremos pipa y por encima de ello aprenderemos a circular. El profesor, por cierto, nos echará una regañina cada vez que nos confundamos y nos mostrará la acción correcta. Se echa de menos órdenes en castellano y calles con la señalización que aquí empleamos, pero por otro lado, conocer y conducir en países extraños es siempre una experiencia maravillosa y nos puede servir para comprender las diferencias existentes o practicar para un futuro viaje real.
Un juego enfocado a la seguridad vial. Educar y divertir. Buena iniciativa.