Una infracción de tráfico es un incumplimiento de la norma sobre la circulación de vehículos, ciclistas y peatones y, en consecuencia, conlleva una sanción administrativa. Ahora bien, si la infracción de tráfico es peligrosa y afecta, además, a la seguridad del resto de usuarios de la vía puede, incluso, considerarse como un hecho delictivo. Cambios de carril antirreglamentarios, adelantamientos temerarios, etcétera, si le añadimos la palabra peligro o conducción manifiestamente temeraria, estaríamos hablando de palabras mayores, así que lo mejor será no meter la pata hasta el extremo de tener que dar explicaciones en un Juzgado, ¿no les parece?
Las cámaras en circuito cerrado de televisión instaladas en la carretera para gestionar el tráfico son, a veces, testigos de hechos supuestamente indebidos por parte de cualquier persona a los mandos de su vehículo. La infracción de tráfico o locura al volante y en este caso, con resultado lamentable como veremos hoy, fue vista por una de esas cámaras y está relacionada con el cambio de sentido de la marcha. Una maniobra que implica cambiar la dirección del vehículo realizando un giro de 180 grados, es decir, dar media vuelta para continuar circulando por la misma vía pero en sentido contrario y que puede resultar peligrosa si no se hace correctamente.
Analizaremos las consecuencias de la infracción observada a través de las imágenes de la DGT y, si os parece, reflexionar sobre lo sucedido.